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OPINIÓN

Encuadre

Participar o no en la simulación de la consulta
AMLO, boleta consulta, presidente
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la conferencia mañanera muestra la boleta de la consulta.
Foto:Cortesía.

Conforme se acerca la fecha de la consulta sobre la revocación de mandato, si se va o se queda el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, surge la duda de si tiene o no sentido participar en este ejercicio.

No son pocos los analistas que aseguran que esta consulta navega directo al fracaso, y de ser así, el presidente, como es su costumbre, ya tiene un chivo expiatorio perfecto, el INE.

La regla más elemental de un ejercicio democrático es la incertidumbre del resultado, y para este no lo hay, los ciudadanos están fuera de la jugada. La consulta será meramente un ejercicio de acarreo de Morena.

De entrada AMLO tiene ganado el Sí, pero sólo podrá utilizarlo como propaganda si se alcanza una votación alta y una gruesa participación aunque sea para el No.

Si bien los adultos mayores que recibieron sus pensiones "anticipadas" este mes de marzo en sus sendas tarjetas bienestar, no se harán mucho del rogar para ir a votar de forma afirmativa, los funcionarios donde gobierna Morena ya hacen lo propio.

Esto es una simulación, una práctica promovida desde el Gobierno, donde el único beneficiario es López Obrador.

Incluso perdiendo la revocación, su aplicación no es retroactiva, ya que aplica a partir de su aprobación que fue en 2019 y López gobierna desde el 2018 así que no se iría. Es como tirarse con paracaídas doble, de un lugar no muy alto y encima hay red al fondo. No hay precedente para esta pantomima.

Pero supongamos que pierde, pensemos que hasta los de Morena votan para que se vaya, creamos que "el Peje" cumple su palabra y regresa a Macuspana en Tabasco, o en definitiva se va a Houston. Quién quedará en su lugar, con el escenario de la guerra en Europa, la inflación, y obras por toda la república a medias, lidiar con otro improvisado de Morena, seguro, no podría haber peor catástrofe para México.

Toda esta operación ha sido de Morena y no es más que una oportunidad de propaganda y medir cómo están sus aspiraciones para las elecciones a gobernadores que se avecinan, que la última no les fue nada bien, y la presidencial del 2024 .

"Estás de acuerdo en que se le revoque el mandato a Andres Manuel Lopez Obrador por la pérdida de la confianza o que siga hasta que termine su periodo", esa pregunta no me dice nada a mi, Jorge Martínez, porque Andrés Manuel nunca tuvo mi confianza, es más, ni siquiera voté por él, ¿porqué habría de ir a revocarlo?.

Además la pregunta tiene una trampota de retórica, las dos respuestas deben dar sí, sí estoy de acuerdo que se le retire, o sí estoy de acuerdo que siga, la respuesta es ambivalente y puede aplicar para las dos cosas.

Este ejercicio no es más que un simulacro, otra cortina de humo, para no informar y transparentar la debilidad de su Gobierno en seguridad, economía o combate a la corrupción, los promoventes hablan de ratificar a AMLO, cuando el ejercicio fue legislado como revocación.

El presidente no busca que la revocación sea un plebiscito sobre su Gobierno, busca mantener polarizada la opinión pública. Al igual que la consulta del año pasado con los presidentes, quedó en nada.

El caso es que el presidente no quiere enfrentar la solución de los problemas nacionales, busca seguir atacando a la prensa y a todo aquel que lo contradice, tenemos un presidente que vive en permanente campaña. Mejor que termine su periodo y se vaya y este sexenio quede como la rifa del avión presidencial, como una broma de mal gusto o un simple mal recuerdo.

Es más, ese domingo 10 de abril estaré en camino o en las montañas de Colorado, puede que esquiando, como para preocuparme en ratificar a un presidente, al que ni siquiera elegí. Por ahí nos vemos.

Editorial
La reforma judicial: sin pueblo no hay justicia
2025-06-02 17:35:47
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El origen de la reforma judicial fue uno de los principales objetivos —por no decir caprichos— del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Aún es demasiado pronto para decir si fue exitosa o no, pero ha fallado justo donde más esperanzas habían depositado sus impulsores: la participación popular.

Más información...

Solo el 13 por ciento del padrón electoral acudió a votar. Se abre así un panorama inédito, para el cual no existe manual ni guía clara de qué sigue.

Hay una razón por la cual López Obrador no pudo avanzar en su primer intento de reforma: no tenía la mayoría suficiente en el Congreso. Le tomó todo un sexenio lograr ese control legislativo que, al final, permitió la aprobación exprés. Aun así, la reforma se saltó pasos fundamentales: la deliberación, el consenso y, sobre todo, la incorporación de críticas de juristas, académicos y actores clave del Poder Judicial.

Cabe recordar que esta controvertida reforma avanzó gracias al triunfo aplastante de Claudia Sheinbaum y a la traición del priista Miguel Ángel Yunes en los últimos momentos del sexenio. Solo así fue posible sostener este proyecto político, que continuó entre huelgas y paros dentro del sistema judicial.

Durante todo el proceso, no hubo un verdadero debate público que explicara a la ciudadanía de qué trataba la reforma, por qué era necesaria, y cómo el sistema judicial mexicano está viciado: jueces que operan bajo amenazas o sobornos, más del 90 por ciento de los delitos impunes, y miles de personas inocentes en prisión preventiva o esperando una sentencia que no llega.

Eso faltó: involucrar a la ciudadanía. Y ahora, lo que falló fue precisamente la participación ciudadana.

El mensaje es claro para México: la voluntad del pueblo no puede reducirse al 13 por ciento del electorado. Lo que sigue ahora es evitar que esta transformación derive en una crisis mayor en la impartición de justicia, que comprometa la autonomía del Poder Judicial y lo convierta en un instrumento político. De ser así, México habrá perdido la justicia en nombre de la democracia.